Crítica de Outlander

Últimamente, por lo que he estado viendo, las empresas cinematográficas se han vuelto adictas al “Teletienda” y realizan todas sus películas con la turbomix, que pica, tritura, mezcla y cuece.
La última receta es: ponemos un poquito de “Un astronauta en la corte del Rey Arturo”, película basada en la obra de Mark Twain: “Un yanqui en la corte del Rey Arturo”. Seguidamente, echamos gran cantidad de “El guía del desfiladero”, pero eso sí, por favor evitando ponerle a Jim Caviezel un taparrabos, que a una le gusta la carne pero en su punto, no pasada. ¡No vayamos a compararle con el tórrido y musculado Karl Urban!.
Para dar consistencia a la mezcla le echamos una dosis de “Alien versus Predator” y ya por último, para dorarlo, le ponemos una capita de “The Relic”.
El resultado es una indigesta “Outlander”.
No, si mi abuela siempre decía que cuando el diablo no sabía que hacer, mataba moscas con el rabo, o lo que es lo mismo, que no hacía nada bueno. Esto es precisamente lo que puede ver ayer, nada bueno (y nada nuevo).
Rizos


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